miércoles, setiembre 13, 2006

Monitoreo y acompañamiento en aula

Por Eusebio Arcaya Mucho
Correo-e: eusebio_am@yahoo.es
ETR Moho – Puno

[Equipo Técnico Regional / Monitoreo / Sesión demostrativa]

Cuando me encontraba realizando mi labor de asesoramiento y acompañamiento en aula, en la institución educativa Nº 72389 del centro poblado de Jacha Jaa en la jurisdicción del distrito de Moho, cuyo nombre en el jardín del altiplano, ubicado en el ámbito de la UGEL de Moho del departamento de Puno, yo caminaba preocupado por cómo lograr la calidad educativa y del rol protagónico del maestro, como agente transformador de la realidad en mejora de los niveles de vida.

Es más, ante la problemática de que los comuneros manifiestan que el maestro actual ya no es el de antes, ya no tienen vocación de servicio, yo sí tengo, tengo fe y esperanza de devolver al maestro su lugar de educador, conductor de niños y niñas hacia mejores aprendizajes, hacia un trabajo intercultural capaz de coadyuvar al desarrollo sostenido de las áreas rurales del Perú profundo.

Entonces al visitar la institución educativa me entrevisté con la directora informándole de mi plan de visita, luego dialogué con el docente en presencia de los niños y niñas del 5º y 6º Grados dentro de una sola aula y un solo docente al que le denominamos “aulas multigrado”, los niños no cesaban de saludarme en castellano y en aymara porque era tercera visita a la institución y la primera visita al docente del 5º y 6º Grados.

El docente al entrevistarme puso su jeta, a pesar de que me conocía, se puso nervioso, pero le encaminé para que siga desarrollando sus sesión de enseñanza y aprendizaje, que yo era un colega que le iba a ayudar a optimizar el desarrollo de la sesión. Y se tranquilizó. En efecto, empezó con la sesión de lógico matemática el tema de divisibilidad entre dos, tres y cinco no actuaron los alumnos, hizo uso de un papelote cuyas reglas sobre divisibilidad estaban redactadas con errores, los niños se dieron cuenta y más me miraban a mí, antes que ver al docente. El señor profesor de la sesión de lógico matemática pasó a comunicación integral, comprensión de textos y era semana patriótica, segunda quincena del mes de julio del 2006.

Se aproximaba el primer receso, los niños y niñas con sus ojos relucientes y sus caritas inocentes trataban de hablarme, entonces, en mí pensé, dije ¡Cómo revertir el fracaso escolar! ¡Cómo obtener productos de calidad educativa! En mi mente y corazón palpita el de ser maestro de vocación, y con carencia del docente, pregunté a los niños ¿Qué tema querían trabajar? Los niños y niñas contestaron en coro, queremos en aymara, queremos cantar, queremos recitar a la bandera, porque en el patio otros niños ensayaban la marcha para el desfile escolar en homenaje a la independencia del Perú.

Rápidamente salieron al receso a los servicios higiénicos (letrinas) volvieron corriendo hacia el aula, y me puse a trabajar, el docente ya animoso me dijo que tenía dificultades en el uso de la lengua materna aymara, y era excelente momento, así que, atendiendo al pedido de los niños y niñas y del maestro, construimos el siguiente poema conjuntamente con los niños y niñas:

A la bandera Peruana

Oh bandera, banderita
que flameas todos los días
en mi escuela.

Con nombre corazón
todos re recordamos.

Bandera querida
tu rojo nos recuerda
la sangre de nuestros abuelos,
tu blancura representa
nuestra cordillera blanca.

Banderita, banderita
te llevaremos en nuestros
corazones, por toda la vida.

Versión Aymara

Perú marrana Wiphalapa
wiphala wiphalapas
sapuruwa yatiña utana
qhallallthaskta.

Taqiriwa aruntapxsma
llamphu chuymampi
munata wiphalaya
chupikamaxa
achachilanakasana
wilapa anthaychistu.

Anq’umasti, kùru
qulluru uñtata qhallallt’aski.

Wiphala wiphalalla
chuymaja manzana
wiñaya wiñayatakiwa
apasxama.

En esos momentos en que los niños y niñas cantaban, silbaban y tarareaban de pronto se presentó en el aula el especialista de Educación de la Dirección Regional de Educación de Puno, el profesor Lino Wenceslao Aguilar Salas. El profesor de aula nuevamente se puso serio y nervioso. Parece que decía: ¡algo pasa aquí, me están fiscalizando! O algo he cometido. Pero, lo cierto era que su sesión de aprendizaje no estaba preparada, su carpeta pedagógica no estaba actualizada, su aula no estaba ambientada por sectores, en fin, faltaban muchos aspectos, sin embargo, mi labor no era fiscalizar, más bien acompañar al docente en su práctica pedagógica, reflexionando que salga óptima su labor de maestro, y que los ganadores sean los niños y niñas. Luego de conversar conmigo, con el docente y con los niños el señor especialista de la DRE Puno se retiró y la sesión de aprendizaje volvió a su normalidad.

En un bloque de 90 minutos los resultados de la labor de acompañamiento y monitoreo en aula fueron excelentes por estas razones:
  • Los niños y niñas expresaron libremente en aymara lo que piensan y sienten.
  • Los niños y niñas se hacían entender en sus pedidos, sus emociones, leyendo, cantando, recitando, cuyas acciones pueden hacer también en otro contexto. Lo más maravilloso fue que todos querían leer, escribir en aymara en la pizarra y en sus cuadernos y lo hicieron por muestreo.
  • El docente se sintió feliz por que reflexionamos juntos, que cuando los niños y niñas logran desarrollar sus capacidades es porque nos desarrollamos con profesionalismo y con amor podemos decir: labor cumplida, que cuando concertamos con los niños y niñas logramos aprendizajes esperados y significativos.
En todo ese proceso en mi persona se practicó la tolerancia, que es una virtud para ejercer la vocación de maestro. Llegué a las siguientes conclusiones:
  • Al maestro hay que respetarlo, quererlo, tratarlo con cariño y valorar su docencia, así se pueden superar todas sus dificultades.
  • A los niños y niñas hay que escucharles y concertar con ellos. Cuando esta labor de docencia es transparente y con gusto se recibe la vigilancia social, al que muchos le tienen miedo.
Si en el futuro se me presenta el mismo caso lo trabajaría con mucho agrado siempre seguro de que los niños y niñas sí pueden aprender más y mejor cantando, jugando, leyendo, coloreando sus dibujos y haciendo uso de su lengua materna el aymara y el castellano como segunda lengua, dicho de otro modo, aplicando educación bilingüe intercultural.

Las lecciones que he aprendido son apreciar la diversidad como riqueza y no como problema o limitación, entiendo que los maestros tenemos muchas dificultades pero eso no nos elimina la ser un ser humano que entiende a otros seres humanos. El ejercicio de la docencia como dice el gran maestro Encinas debe tener un gran lugar en la sociedad: “El lugar que un ciudadano puede ocupar en una sociedad democrática es la de ser un maestro de aula”. Ser capacitador es realizar como el que promueve que sea el profesor con su ayuda, quien reflexione sobre lo que hace cada día, quien busque el logro de sus niños y niñas en forma concertada. Y así la educación sea pertinente y de calidad.

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